lunes, 28 de mayo de 2007

Las bibliotecas escolares (II): reflexiones, y posibles soluciones (Continuación entrada 27/05/07)

El análisis es muy certero, pero se hace desde una perspectiva únicamente bibliotecaria. Esto conlleva que no se profundice realmente en la posición de aquell@s sobre los que va a recaer la responsabilidad de la puesta en marcha, mantenimiento y gestión de la B.E.: l@s profesor@s.

El colectivo del profesorado, en general, se encuentra bastante desconcertado ante la constantemente cambiante situación social. En buena medida, no ha adaptado su pedagogía a las nuevas necesidades del alumnado. En gran parte, los muchachos no tienen aparentemente demasiada motivación y si siguen yendo a las aulas hasta 4º de E.S.O. es precisamente por la obligatoriedad de la enseñanza. Desde luego, no es el mismo panorama que el de hace diez o quince años. En mi opinión, l@s profesor@s, en su inmensa mayoría, no han sabido comprender que su misión actual consiste más en despertar la curiosidad por el conocimiento de los chicos que en que sepan tantos o cuantos temas; en evaluar, principalmente, la actitud y no la aptitud. No cabe duda de que esto es difícil de aceptar ya que, en cierto modo, supone dar por perdida una batalla. Pero, por otro lado, plantea un reto muy interesante y motivador (si se toma adecuadamente), que entra más en la materia estrictamente pedagógica, y que consiste en diseñar estrategias para atraer a los alumnos al conocimiento y a la cultura.

En definitiva, este contexto hace que muchísimos profesores estén “quemados”, como popularmente se dice, hastiados y aburridos de su trabajo.

Y tras esta breve introducción del estado de los docentes, entro de lleno en la cuestión bibliotecaria. ¿Es la solución más conveniente poner en manos de los profesores la puesta en funcionamiento y mantenimiento de las B.E.? En general (siendo consciente del peligro que entrañan las generalizaciones), los profesores no están dispuestos a ejercer funciones para las que formalmente no están destinados ni para las que están formados. Podría pensarse que encargarse de la B.E. podría ser una bombona de oxígeno para muchos de ellos. Sin embargo, en la realidad, muy pocos están dispuestos a realizarlo: 1º. Consideran la biblioteconomía y las bibliotecas materias completamente ajenas a ellos; 2º. Las contrapartidas en disminución de horario de clases (yendo claramente al grano) son mínimas y no les compensan.

Es cierto que existen excepciones, profesores que se interesan verdaderamente por la B.E., que hacen que éstas funcionen adecuadamente y que, llevados por el entusiasmo del descubrimiento de las infinitas potencialidades de las bibliotecas, cursan la carrera de Biblioteconomía y Documentación, actualizan periódicamente su formación en esta temática y dinamizan las B.E.

Pero esta disposición representa una gota de agua en un océano. Normalmente, en el mejor de los casos, nos podemos “dar con un canto en los dientes” cuando las B.E. están bien organizadas, aunque no se haga ningún tipo de fomento de las mismas, de integración en los proyectos curriculares de las asignaturas. Y en la inmensa mayoría de los centros educativos (sobre todo de Enseñanza Secundaria) la B.E no existe.

No hay que ser ningún adivino ni “pitoniso” para vislumbrar que dejar las B.E. en manos de la voluntad de participación de los profesores es un error garrafal. Ya se sabe la máxima de que en las bibliotecas no se puede confiar en el voluntarismo. En una B.E. en la que estuve trabajando como catalogador, se presentó un proyecto, se comenzó a llevar a cabo la catalogación de un fondo muy rico, extenso y heterogéneo (tanto en la temática como en los soportes), el expurgo, etc. y se tenía pensado hacer unas obras durante el verano para acondicionar el espacio del que disponía la biblioteca. Aunque sólo iba a participar durante unos meses, todo aquello me ilusionó muchísimo. Mas, ¿cuántas personas llevaban a cabo el proyecto? Sólo había un único responsable (con el que trabé una sincera amistad), y dos personas que colaborábamos a tiempo parcial con él. ¿El desenlace de todo esto cuál fue? Desgraciadamente, la persona que estaba desarrollando el proyecto y que se dedicaba a las actividades extraescolares, falleció durante el verano (desde aquí mi más sentido recuerdo para él, descanse en paz), y ya no se ha vuelto a saber más de la B.E., que desde principio de curso de este curso escolar ha permanecido cerrada y sin esperanzas de nada.

No se puede depender del voluntarismo de las personas para que la B.E. exista y cumpla su función. No es necesario acudir a casos tan trágicos como el que he aludido anteriormente y que he vivido en propia persona. Simplemente puede ocurrir que la persona que haya dinamizado la biblioteca de un centro educativo tome un traslado de destino por circunstancias personales. Es muy posible que nadie tome el testigo en ese instituto y la B.E. se quede huérfana.

La clave y la solución de todo el problema para solucionar el problema de las B.E. está en institucionalizar la figura del bibliotecario escolar. Una persona profesional, con una buena formación en biblioteconomía y documentación así como pedagógica que cubra el vacío existente en las escuelas e institutos. Que convenza a la comunidad escolar (directivos, profesores, familias, alumnos) de los excelentes beneficios que puede aportar la B.E. y lo demuestre año a año con informes y estadísticas de evaluación del servicio.

Un caso ejemplificador de ello es la bibliotecaria escolar Glòria Durban, que trabaja en l´Escola Professional del Clot (Barcelona), y a la que tuve la oportunidad de conocer y conversar con ella en las recién celebradas XIV Jornadas Bibliotecarias de Andalucía. Ha creado una página web de la B.E. que actualiza periódicamente y ha desarrollado, para diversos niveles educativos, programas de alfabetización informacional, que han sido tomados como ejemplo a seguir en comunidades educativas de otras CC.AA. Enlace a uno de estos excelentes programas ALFIN: Itinerario formativo de 1º de E.S.O.

Otro elemento nada baladí es la peculiar situación jurídica en que se encuentra la B.E. Por un lado, formalmente, depende de las Administraciones de Cultura (Ministerio de Cultura y Consejerías) y, al mismo tiempo, está integrada en los centros educativos que dependen de las Administraciones de Educación (Ministerio de Educación y Ciencia y Consejerías). Como se suele decir, “uno por el otro y la casa sin barrer”. Por otra parte, el art. 113 de la L.O.E. (Ley Orgánica de Educación) que tantas expectativas y esperanzas había despertado, parece más un brindis al sol que un intento real por impulsar las BB.EE. Es muy sintomático que un texto de 50 páginas a doble columna sólo les dedique 19 líneas (contadas) de una columna. Me detengo aquí porque las dos cuestiones que menciono en este párrafo son de profundo calado y tratar como se merecen cada una de estas materias me llevaría muchas páginas.

Por último, regresando al corazón de este artículo, las causas de no institucionalizar la figura del bibliotecario escolar no son difíciles de adivinar: de índole económica (principalmente) y de reestructuración organizativa. Hasta que no se acometa con valentía y decisión esta reforma, el problema de las bibliotecas escolares amenaza con eternizarse. Lo de convertirlas en C.R.E.A. (Centro de Recursos para la Enseñanza y el Aprendizaje) suena muy bien. Sin embargo, desgraciadamente, estamos lejos, muy lejos de que se convierta en realidad lo que ahora mismo sólo es un proyecto.

Nota: utilizo el género masculino de forma genérica para facilitar la lectura, por lo que los sustantivos en forma masculina hacen referencia a personas de ambos sexos.

Bibliografía utilizada:

-AMEIJEIRAS SÁIZ, Cristina. "La biblioteca escolar, la energía de un motor de cambio" [en línea]. En: Actas de las XIV Jornadas Bibliotecarias de Andalucía (Antequuera, 15 al 17 de marzo de 2007). http://www.aab.es/pdfs/jba14/Ameijeiras.pdf [Consulta: 25 de mayo de 2007]

-IFLA. "Directrices de la IFLA/UNESCO para las bibliotecas escolares" [en línea]. http://www.ifla.org/VII/s11/pubs/sguide02-s.pdf [Consulta: 25 de mayo de 2007]

Recursos web de interés:

-La dinamització de la biblioteca escolar: Web realizada por Glòria Durban, bibliotecaria de la Escuela Técnica Profesional del Clot.

-Recursos para las bibliotecas escolares: Web de la Junta de Andalucía que ofrece apoyo técnico y formación, entre otros recursos, para dinamizar las bibliotecas escolares.

-@bareque: Revista de bibliotecas escolares de la Red de Educación Asturiana.

-Resources for School Librarians: Web muy completa que ofrece una enorme cantidad de recursos de calidad para los bibliotecarios escolares.

-School Libraries: Página que recopila webs de bibliotecarios escolares de todo el mundo.

-:L´Amic de Paper: Asociación catalana dedicada a los servicios de las bibliotecas escolares.

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