jueves, 30 de abril de 2009

"Entre tinieblas", de Rudyard Kipling

He de decir al comenzar este artículo que no pretendo ser minucioso como he intentado serlo en los comentarios de otros libros. Únicamente deseo dar mi opinión sobre esta obra de Rudyard Kiplyng.

De la misma manera que ocurrió cuando fue publicado, este libro me ha decepcionado. Se trata de un libro muy digno pero esperaba bastante más. Cuando me decidí a leerlo, sin más referencia que la celebridad de otras obras del autor inglés, quería encontrar una novela de aventuras que me envolviera y me llevara a esos escenarios, a mitad de camino entre la realidad y el exotismo cultivado por el colonialismo del siglo XIX. No quería nada especialmente elaborado en el estilo literario, únicamente un argumento atractivo.

Sin embargo, la historia que se narra es algo anodina y no acaba de "enganchar":

-En ocasiones, el ritmo narrativo es excesivamente lento, lo que hace que la atención del lector decaiga (al menos ha sido mi caso).

-Por un lado, la relación entre Dick (el protagonista) y Massie, que es el eje del libro, me parece bastante insulsa. En mi opinión, el autor se recrea excesivamente y no da estímulos para que el lector se sienta mínimamente atrapado por el encuentro-desencuentro de los dos personajes. El empecinamiento amoroso de Dick no da para mucho. Si acaso, la elaboración de su cuadro "La Melancolía" es más interesante, apareciendo la intrigante y atormentada figura de Bessie.

-Me quedo con las ganas de que el escritor hubiese ahondado más en la amistad entre Dick y Torpenhow. El libro es un elogio a la amistad. Realmente se trata de una amistad entrañable, con diálogos vivos e ingeniosos. Además, se queda uno con las ganas de que Dick y Torpenhow partan a algún país en conflicto para realizar su trabajo de reporteros de guerra y vivir con ellos sus peripecias.

-Creo que uno de los aspectos más destacables es la narración de cómo Dick vive su ceguera, especialmente desde que comienzan los primeros síntomas hasta que termina "La Melancolía". Se trata de un relato desgarrador que nos hace ponernos en el pellejo de una persona ciega a comienzos a finales del siglo XIX. En su vida cotidiana, la persona ciega sufría un auténtico tormento. Verdaderamente se trataba de una desgracia, se pasaba a ser un estorbo para la sociedad y, al mismo tiempo, alguien digno de pena. Ambas cosas no podían ser más apesadumbrosas y sublevantes para una persona con grandes ambiciones personales y profesionales, como Dick.

-En el haber de la obra, también deben anotarse las excelentes apreciaciones que se hacen sobre el oficio de pintor.

Considero que la resolución de la historia es algo forzada y poco atractiva. Parece que la "moraleja" que nos da el libro es que el destino de una persona de acción es vivir siempre junto al peligro y que abandonar este sendero por una vida tranquila y acomodada es igual a terminar con su vida.

En todo caso, "Entre tinieblas" (o "En tinieblas") es un libro que se deja leer bien y que puede hacernos pasar un buen rato. Y ya tendremos un nombre que poner a las mejores oportunidades que nos brinde la vida, sólo tenemos que esperar a que pase nuestro "Barralong". Un saludo cordial.

martes, 14 de abril de 2009

La biblioteca pública: un valor seguro en tiempos de crisis

En esta noticia, se nos muestra cómo las bibliotecas son el mejor aliado de los desempleados, ofreciendo no sólo recursos documentales sino también de asistencia por parte del personal bibliotecario.


“La búsqueda de empleo de Anthony Morris sufrió un contratiempo este mes, cuando la Biblioteca pública de Queens Borough le informó de que no podría una nuevo carnet bibliotecario hasta que pagase una multa de 80 dólares.


El señor Morris, de 31 años de edad, ha estado desempleado durante 8 meses y no tenía dinero. Pero había acumulado una serie de libros que necesitaba para preparar un examen que era parte de un proceso de selección para conseguir un trabajo en Con Edison, y también necesitaba el carnet bibliotecario para consultar en línea sitios con información confidencial. Así que preguntó si podría pagar la deuda con su trabajo.

Después de 22 horas ordenando libros en la sección de referencia de la biblioteca sucursal “Jamaica”, el señor Morris consiguió su carnet bibliotecario y se le pidió trabajar a media jornada en la biblioteca.

“Es sólo un salario mínimo, pero llena un espacio”, dijo el señor Morris, que vive cerca y previamente trabajó en una planta química que fabrica tintes para cuero. Está esperando para ver si consigue el trabajo.


Mientras que estos resultados directos son realmente extraños, las bibliotecas públicas de la ciudad están incrementando su servicio como improvisados centros de empleo. En la sucursal de 58th Street de la biblioteca pública de Nueva York, en Manhattan, por la mañana, una multitud de profesionales desempleados ocupan los ordenadores, una vez que han sido utilizados por los usuarios más mayores, y los libros sobre la confección de curriculums vitae duran poco tiempo en las estanterías. La Biblioteca de Ciencia, Industria y Negocios de 34th Street atrajo a 700 personas para un acto sobre preparación profesional y recientemente se dobló el número de clases de informática que se ofrece a las personas mayores porque la gente que busca trabajo ha hecho que las clases existentes se colapsen.


“Nosotros hemos estado en la labor de búsqueda de empleo durante décadas” dijo Paul LeClerc, presidente de la red pública de bibliotecas de Nueva York, haciendo hincapié en que el presidente Obama ha afirmado que un bibliotecario le ayudó a encontrar su primer trabajo como organizador comunitario. “Esto es una continuación”.


El nuevo papel bibliotecario llega en medio de una gran oleada de demanda a las bibliotecas de bienes y servicios gratuitos, lo que es típico durante las recesiones económicas. En el cuarto trimestre de 2008, la circulación (de fondos) se incrementó un 16% en comparación con el año anterior en la Biblioteca pública de Nueva York, la cual sirve a Manhattan, el Bronx y Staten Island; un 9% creció en la Biblioteca Pública de Brooklyn; y un 2% en Queens. Los tres sistemas bibliotecarios también informaron de un significativo crecimiento en el número de visitas.


Pero las bibliotecas se están enfrentado a bruscos recortes en el presupuesto propuesto por el alcalde para el próximo año y tienen otras dificultades económicas. Brooklin ha cerrado ya sus sucursales los domingos y está planteándose cerrar más horas. Este mes una compañía hotelera se echó para atrás en su acuerdo de compra de la biblioteca Donnell, un edificio de cinco plantas en 53rd Street, cuya venta se pretendía que ayudase a pagar los 250 millones de dólares que va a costar la renovación de la biblioteca principal de la red pública de biblioteca de Nueva York, en la Quinta Avenida.


En el centro bibliotecario del Bronx, cerca de la Universidad Fordham, Janice Moore-Smith, consejera para la formación y el empleo, lleva varios años ayudando diariamente a media docena de personas con sus curriculums. En los últimos meses, a menudo han sido diez personas. Además, Moore-Smith comentó que ha estado programando más sesiones conjuntas con maridos y mujeres en las que da apoyo emocional junto con consejos laborales. “Estoy haciendo terapias de pareja”.


Los bibliotecarios comentan que, normalmente, el servicio más solicitado es el puesto de ordenador. En la biblioteca de Queens para Adolescentes en Far Rockaway, más y más jóvenes están viniendo para inscribirse, aludiendo a que sus padres han quitado el servicio de Internet en casa. Y como los sitios Web han sustituido ampliamente a los periódicos como el lugar más común de las listas de trabajo, encontrar trabajo sin acceso a Internet se ha hecho más complicado.


Kerwin P. Pilgrim, director de la división del centro de información laboral y educacional de la Biblioteca Pública de Brooklyn, dijo que ha comenzado a preparar 15 personal del equipo para proporcionar asistencia individual a las personas que buscan trabajo, en previsión de que la demanda crezca si la economía empeora. En enero, la biblioteca anunció que habría un miembro del personal disponible en todo momento en, al menos, una biblioteca por cada grupo de cuatro sucursales.


Hasta hace poco, comentó el señor Pilgrim, la mayoría de la gente que venía a los talleres de currículums de la biblioteca buscaban trabajos poco cualificados. Ahora, la proporción de trabajadores cualificados en las clases ha aumentado.

“Cuando los bancos comenzaron a hundirse, vimos a algunas personas que habían estado trabajando durante mucho tiempo y que nunca habían tenido tiempo para escribir (sus) curriculums o trabajar sus habilidades en las entrevistas de trabajo”, comentó. La gente se vuelve cómoda y fundamentalmente sus curriculums nunca han sido actualizados”.


Mitch Baucus ha sido durante mucho tiempo un habitual de la sucursal Flushing de la biblioteca de Queens, pero últimamente ha pasado de ser un lugar de placer a su oficina virtual.


Cuando él trabajaba como investigador judicial para un abogado de Great Neck, el señor Baucus gastaba una mañana cada semana leyendo periódicos y revistas en la biblioteca. Desde que fue despedido en el pasado diciembre, él ha estado viniendo cinco o seis días a la semana para buscar en Internet ofertas de empleo.

Ha pasado varios meses buscando sin éxito, entonces descubrió algo que había pasado por alto.

“Me di cuenta de que había una persona que está aquí y su trabajo era ayudar a la gente con sus currículums y sus habilidades en entrevistas”, comentó. “Entonces acudí a él y le pedí ayuda”.


Al hilo de esto, me pregunto: ¿Realmente hay gente en nuestras bibliotecas públicas capacitadas para hacer estas funciones de asesoría laboral, que son tan necesarias en momentos críticos como el que vivimos? ¿Vosotr@s que opináis? Creo que para responder esta pregunta sería necesario, al menos, otro artículo. Un saludo cordial.


Nota1: enlace a la noticia original escrita por Joshua Brustein en la versión en línea de The New York Times (con fecha 25 de marzo de 2009).