lunes, 27 de diciembre de 2010

La Agencia Española del ISBN: tratando de descifrar su privatización

El Gobierno de España, al igual que el de otros muchos países, ha iniciado una serie de privatizaciones de entidades del sector público con el objetivo de reducir el volumen del déficit público que está lastrando a nuestro país (y con ello a las empresas españolas) a la hora de conseguir financiación en los mercados internacionales. La privatizaciones parciales de AENA y de Loterias del Estado han sido las grandes protagonistras del nuevo paquete de medidas del Ejecutivo del Presidente Rodríguez Zapatero, por su peso en la economía del país, por su rentabilidad y porque su venta al sector privado puede reportar unos 14000 millones de euros al erario público.

Sin embargo, ha habido un privatización que ha pasado casi desapercibida en los medios de comunicación y, por ende, para la opinión pública, pero que es de crucial importancia en el mundo del libro: la privatización de la Agencia Española del ISBN. Voy a tratar de descifrar qué consecuencias acarrea esta medida.

Tal y como aparece en los medios, la Agencia Española del ISBN se remonta a 1972, cuando su gestión fue concedida por la agencia internacional del ISBN, con sede en Londres. Por aquel entonces, el ISBN (International Standard Book Number) ya era una norma ISO, la ISO 2108 desde 1970. La Agencia Española del ISBN era de carácter público, y el gobierno franquista lo hizo así para poder controlar las publicaciones y ejercer un papel censor.

Una vez pasada la dictadura, y habiendo llegado la democracia a España con la Constitución de 1978, la Agencia Española del ISBN siguió siendo pública, hasta la actualidad, desde luego ya sin ejercer ninguna función censora, sino simplemente la de proporcionar un "DNI" a los libros.

¿Por qué entonces privatizarla? Según la FGEE (Federación de Gremios de Editores Españoles) se trata de normalizar su situación, ya que en los demás países las agencias son gestionadas por las asociaciones de editores y sus catálogos del ISBN tienen un carácter comercial. Este aspecto es cierto. No hay más que ver el Portal de la Agencia internacional de la Agencia del ISSN, que no es de consulta pública. Su base de datos, en principio, sólo puede ser consultada por los profesionales del sector así como por sus clientes (caso de las bibliotecas públicas), y el acceso a la misma es de pago. Por ejemplo, para la consulta desde un único ordenador, con autenticación IP, hay que pagar 830 euros. Y para el acceso Z.39.50 desde un único ordenador, con autenticación IP, hay que ingresar 1040 euros. (La lista de precios la tenéis en este enlace). Lo mismo sucede con el catálogo de publicaciones periódicas Ulrichweb, realizado por Serials Solutions.

Por tanto, las editoriales están reclamando algo que consideran que es suyo, como sucede en el resto de países. Sin embargo, lo que hemos comentado en el anterior párrafo sólo se refiere al acceso a la base de datos (que hasta ahora en nuestro país es gratuito). También hay que tener en cuenta el coste de la obtención de un número ISBN. Hasta el 1 de julio de 2011 seguirá siendo gratuito. A partir de entonces, habrá que pagar por ello. La FGEE afirma que conseguir el ISBN no tendrá un coste significativo, sólo unos tres euros por número. En cualquier caso muy lejos de los 160 euros que pueden llegar a cobrarse por un sólo número de ISBN, o de los 54 euros que se cobran al editor que solicita por primera vez un ISBN.
Ya se sabe que, al igual que en otros servicios como la luz, el transporte público, etc., se comienza con muy buenas intenciones y luego nadie se acuerda de ellas y los precios crecen como levadura. Pero si sólo se tratase de 3 euros, al multiplicarlos por 75000 publicaciones anuales (en otros medios se habla de 95000), tendríamos unos ingresos anuales de 2,25 millones de euros. No sé cuáles serán los costes de seguir realizando el catálogo del ISBN español, pero parece que se trata de una interesante cantidad.

Hay detractores entre los propios editores a esta privatización. Es el caso de Jorge Ruiz, responsable de la editorial Sirius, que considera que cualquier privatización innecesaria le parece una mala noticia. Además de que deja abierto el camino a posteriores cobros, como por consulta o a excesivos costes para la obtención de un ISBN como hemos comentado anteriormente.

Además, el responsable de Sirius señala el posible interés de los gremios editoriales de tratar poner obstáculos a la autoedición con la privatización de la agencia española del ISBN. O quizá de, al menos, lograr unos ingresos por las autoediciones de autores noveles que se realizan a través de Bubok o Lulu. De hecho, los costes de conseguir un número de ISBN para las personas que se autopublican serán algo superiores a los 3 euros ya que según afirma Miguel Jiménez (actual director de la Agencia Española del ISBN) los auto-editores requieren de una mayor atención ya que desconocen inicialmente el funcionamiento del sistema, algo que no ocurre con las editoriales.

No se trata de una arista menor de este problema, ya que el ISBN es elemento indispensable para que una obra pueda ser comercializada en grandes superficies, o disponible en las bibliotecas públicas y, claro está, para que esté presente en la mayor base de datos de libros del mundo, la del ISBN.
Así mismo, ha de tenerse en cuenta una cuestión en absoluto baladí: las distintas versiones de una misma obra requieren de diferentes ISBNs, con lo que se requieren diferentes ISBNs para los formatos de tapa dura, bolsillo, librino (aparecido recientemente), a lo que hay que añadir los diversos formatos electrónicos.
Con todos estos datos, y a falta de seguro otros muchos que desconozco, la privatización de la Agencia Española del ISBN parece una concesión a las editoriales españolas en estos tiempos de crisis. Más aún sabiendo que el Estado ha conseguido con su privatización menos de un millón de euros.

El debate sobre si el peso del sector público ha de ser mayor o menor va a ser eterno, y se agudiza en tiempos de crisis. Mas no deja de ser curioso (quizá sea sólo una casualidad) que el último informe de la prestigiosa Consultora internacional KPMG tenga como portada un lobo. Un lobo que parece seguir el rastro de un alce cansado y herido (el sector público) tras un largo invierno frío, y que sólo espera a que su presa se desgaste un poco más para asestarle un ataque mortal. Porque tratándose de una empresa privada, no resulta extraño que KPMG aconseje que el sector público externalice parte de sus servicios públicos a empresas privadas como la mejor medida para no sólo reducir los gastos, sino también para mejorar la eficiencia.

Como vemos, la privatización de la Agencia Española del ISBN trasciende su propio ámbito y tiene un mayor calado y trascendencia. Sin embargo, sólo sus consecuencias en el sector editorial y del libro ya merecen toda nuestra atención y será muy interesante ver cómo evoluciona el funcionamiento de la Agencia.

Espero vuestras opiniones. Un saludo cordial. ¡Feliz Navidad!

Nota: he utilizado como fuentes de este artículo las noticias aparecidas en Cinco Días (escrita por Julián Díez), en El Mundo (escrita por L.G.), el último informe de KPMG "Situación de país-España "(realizado por Cándido S. Pérez Serrano) y la lista de precios de las suscripciones anuales del ISSN International Centre.

sábado, 25 de diciembre de 2010

¡Feliz Navidad compañer@s!

Hola a tod@s, a tod@s l@s amig@s que habéis tenido a bien agregaros como seguidores a este humilde blog, a tod@s lo que de vez en cuando lo visitáis y también a tod@s l@s que llegáis aquí accidentalmente. Quería daros las gracias porque vuestro seguimiento a mis posts es una de las razones más importantes para que este espacio siga vivo un año más.

Porque alrededor de este blog se está configurando una estupenda comunidad de amig@s, quería daros las gracias. Y deciros... ¡¡Feliz Navidad!! Os deseo que paséis unos días de Navidad familiares y muy felices. ¡Pasadlo muy bien! ¡Besos y abrazos!

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Las bibliotecas universitarias del Reino Unido ante un futuro complicado

En estos últimos convulsos años, hemos podido observar cómo la crisis económica y sus consecuencias no entienden de países, ni de instituciones, ni empresas, ni de ningún otro tipo de distingo.
Sin embargo, la situación se tensa aún más (si cabe) cuando la capacidad investigadora y de desarrollo de un país se ve en peligro. Esto es lo que está ocurriendo con las bibliotecas universitarias del Reino Unido, como aparece en una noticia de The Wall Street Journal.

El gobierno británico del primer ministro David Cameron ha acometido una serie de reformas muy exigentes para lograr una drástica reducción del déficit público. Entre estas medidas se encuentra una reducción del 40% de los fondos públicos aportados a la enseñanza universitaria. Para compensar esta medida, a partir del próximo año el importe de las matrículas universitarias se triplicará, lo que ha provocado un intenso malestar entre los jóvenes británicos, que hemos podido ver en las multitudinarias manifestaciones recientes que han tenido lugar en el centro de Londres.

En medio de este nada halagüeño panorama, se encuentran las bibliotecas universitarias británicas, con crecientes limitaciones presupuestarias y un futuro muy incierto. Y, para colmo de males, las editoriales científicas les exigen un aumento del 3 al 6% del precio de las suscripciones a las revistas científicas. Este hecho ya ha comenzado a ser denunciado por las bibliotecas universitarias y de investigación, que han realizado un comunicado pidiendo a las editoriales que reconozcan la realidad de los presupuestos actuales y que, por tanto, moderen sus precios. En caso contrario, el Consorcio de bibliotecas de investigación británicas ha afirmado que se verá obligado a cancelar un importante número de suscripciones, lo que comprometerá gravemente la capacidad investigadora del Reino Unido.

El portavoz de la editorial John Wiley & Sons ha reconocido el futuro incierto que se ciñe sobre la financiación de las bibliotecas, a causa de la recesión económica. Al mismo tiempo, cree que esas declaraciones públicas de las bibliotecas son un instrumento eficaz de negociación (como un modo para restar importancia a la realidad de los últimos años, con constantes subidas de precios). A continuación, se comprometió a que Wiley trabajará con los clientes para salvar las reducciones presupuestarias y afirmó que tienen un historial de compromisos similares.

El portavoz de Reed Elsevier también se comprometió a trabajar con las bibliotecas del Reino Unido y afirmó que tratan de reducir los costos de las mismas mediante el trasvase de las suscripciones impresas a las electrónicas.

El mundo de las suscripciones a revistas científicas es proceloso y muy complicado, como muchos de vosotr@s sabréis, ya que la reducción de costes con el paso a la versión electrónica de las revistas es muy discutible, acompañado del problema de que la versión electrónica sólo implica el acceso a la misma, no su propiedad. Por tanto, cuando una biblioteca decide que no renueva la suscripción a un determinado título, deja de tener acceso tanto a los números nuevos como a los antiguos (que sí suscribió).

Por otro lado, se encuentra la compra de paquetes de revistas electrónicas, que reduce el precio por revista, pero que tiene el inconveniente de integrar revistas relevantes así con revistas poco importantes. Quizá en otro post retome este tema de las suscripciones electrónicas, que es muy extenso y complicado.

La clave principal de los problemas de las bibliotecas universitarias y de investigación se halla en la afirmación del analista de medios Claudio Aspesi: no se puede asumir como algo eterno un aumento de los precios más rápido que el del presupuesto de los clientes. El señor Aspesi estima que los precios de la suscripción a los paquetes electrónicos han tenido un crecimiento superior a la inflación anual, en torno al 4,5 y 5,5%. Esta situación sólo podía mantenerse, con muchas dificultades, en años de bonanza económica. De hecho, el Consorcio SCONUL (Society of College, National and University Libraries) aumentó su gasto a un ritmo del 4% anual entre 2004 y 2008. Sin embargo, en cuanto el panorama económico ha empeorado, el problema ha salido a la luz con toda su crudeza.

En todo caso, no se trata de un problema que sólo afecta al Reino Unido, es una problemática mundial que preocupa a todos los países europeos (desde luego, también a España), a Estados Unidos, incluso también a China, donde un grupo de más de 30 bibliotecarios de las mejores universidades del país han denunciado que algunos editores les proponen incrementos de los precios superiores al 14%, tras aumentos del 10% en los últimos tres años. Y ya sabemos que la economía china no está precisamente en crisis. Pero tales incrementos son inasumibles, incluso para la mayor economía emergente.

Las bibliotecas siempre están en una situación de crisis. Sin embargo, concretamente las bibliotecas universitarias y de investigación hacía mucho tiempo que no se encontraban en una situación tan complicada que, como hemos dicho antes, no sólo compromete el futuro de sus colecciones, si no también el de la investigación y el desarrollo de los países. Habrá que seguir la evolución de esta problemática, ya que su resolución no parece estar cercana ni ser sencilla, dados los intereses contrapuestos.

Nota: enlace al artículo original publicado en The Wall Street Journal el 25 de noviembre de 2010, escrito por Paul Sonne.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Librino: el libro tradicional se renueva

Que yo sepa, lleva hablándose del tema, al menos, dos semanas. Y yo con tan poco tiempo, siempre el dichoso tiempo. Pero no quería dejar la oportunidad de hablar sobre ello, porque me ha parecido una novedad muy interesante, que muestra que queda mucho por inventar en el libro, en el de papel.

No pretendo contar nada que ya no se sepa, porque ya se ha hablado mucho en estos días anteriores. Simplemente mostrar los aspectos que me parecen más atrayentes.

Por un lado, resulta curioso que la innovación principal de este libro tenga que ver con algo que hemos tenido delante de nuestras narices durante tanto tiempo. Tuvo que ser una imprenta holandesa dedicada a textos religiosos, Jongbloed, la que se diera cuenta de las enormes posibilidades en ahorro de espacio que suponía el papel biblia, y se decidiese a extenderla de las biblias y los libros de salmos al resto de temáticas literarias.

La combinación del bajo gramaje del papel biblia junto con la disposición apaisada de las páginas y su reducido tamaño (cabe en el bolsillo trasero de un pantalón vaquero), convierten al librino en un formato realmente innovador. Y, además, el precio del librino es muy competitivo, diez euros (9,95 para ser más exactos), con lo que puede competir con el formato grande, incluso con el formato de bolsillo.

Ediciones B ha sido la editorial que ha adquirido el derecho exclusivo del formato librino para España a Jongbloed. Y viendo el éxito que ha tenido en Holanda, donde ha vendido 400000 ejemplares en un año, las perspectivas parecen ser bastante buenas para el mercado español.

Sin duda, va a resultar muy interesante cuál va ser la evolución del librino, cómo va a lograr hacerse un hueco y cómo va a conseguirlo. En todo caso, no parece que venga a quitarle el sitio a nadie, simplemente viene a sumar. Probablemente, quien pueda sufrir más si este formato se extiende sea el libro de bolsillo, ya que parece su competidor natural y el librino es un formato más pequeño y más cómodo para leer en el metro o en el autobús. El librino parece más un libro de “batalla”, al contrario del libro grande, de tapa dura, que adquirimos cuando queremos leer y conservar un título.

Quizá sea interesante saber si puede hacer frente a los e-books, que se pueden llevar a todos lados, pero que ocupan más espacio y que necesitan de un lugar cómodo (al menos estar sentados) para ser leídos. ¿Quién dijo que el libro tradicional estaba acabado? El libro y el librino están aquí para quedarse, por mucho tiempo.

Si os apetece escuchar la entrevista que le hizo el Ciudadano García a Ricardo Artola (director editorial de Ediciones B) en el programa “Esto me suena en RNE”, podéis hacerlo en el podcast al que se llega con este enlace (es el programa entero del 3 de diciembre, la entrevista comienza a la media hora de programa).

Espero que os guste. Saludos.