Es conocido que el ámbito de la literatura científica ha estado siempre sujeto a fuertes tensiones entre los proveedores de bases de datos y revistas académicas y de investigación. La llegada de los formatos electrónicos propició una mayor concentración del negocio en unas pocos proveedores. La crisis económica no parece haber sido razón suficiente para que se modere el precio a pagar por el acceso a las publicaciones científicas.
Lo que realmente ha provocado es que las artimañas de los proveedores para mantener sus cuentas de resultados sean cada vez más restrictivas. Un ejemplo de ello nos lo ofrece Meredith Farkas con lo que ha hecho EBSCO con The Journal of Military History. Y no es otra cosa que la adquisición de los derechos exclusivos. De modo que los otros proveedores (MUSE, JSTOR y ProQuest) y, consecuentemente, las instituciones que tienen contratadas bases de datos con ellas, se han quedado sin acceso a los nuevos números de dicha revista.
Lo que realmente ha provocado es que las artimañas de los proveedores para mantener sus cuentas de resultados sean cada vez más restrictivas. Un ejemplo de ello nos lo ofrece Meredith Farkas con lo que ha hecho EBSCO con The Journal of Military History. Y no es otra cosa que la adquisición de los derechos exclusivos. De modo que los otros proveedores (MUSE, JSTOR y ProQuest) y, consecuentemente, las instituciones que tienen contratadas bases de datos con ellas, se han quedado sin acceso a los nuevos números de dicha revista.
Resumiendo mucho, cualquier institución que quiera tener acceso a dicha publicación tendrá que adquirir una base de datos con revistas de una calidad e interés muy inferior (es decir, colocar mucha morralla). The Journal of Military History es una importante publicación a la que no pueden perder el acceso múltiples instituciones como el organismo de investigación de Meredith. Sin duda, se trata de una jugada maestra de EBSCO. Meredith, como la mayoría de los usuarios, lo pueden considerar una extorsión por parte de EBSCO.
Como bien señala Meredith, EBSCO sabe que con esto aumentará su clientela, ya que obliga a muchas instituciones a comprar sus productos (si no no tendrán acceso a muchas publicaciones que necesitan). Al mismo tiempo, va a conseguir que sea el proveedor más odiado por el mundo bibliotecario. Pero más allá de cariños, estas acciones hacen que los bibliotecarios tengan menos opciones a la hora de plantear las suscripciones. De manera que el panorama para las bibliotecas cambia y, desde luego, no para bien.
Este ejemplo es sólo un caso particular de los muchos que, con toda seguridad, ocurren diariamente. Servir una documentación científica de calidad a las universidades y centros de investigación realmente es una función secundaria de las empresas denominadas servicios de información. Para ellas, se trata de un negocio más como los seguros, la logística, etc. De ahí que sea tan importante que las universidades y centros de investigación apuesten por el Open Access y por los repositorios institucionales. Para que, al mismo tiempo, la investigación revierta en las propias instituciones que la financian y todo el mundo que lo necesite, pueda acceder a tan valiosa información.
Un caso claro de lucha por los derechos exclusivos lo podemos encontrar en la controversia entre EBSCO y Gale por la compra de los derechos exclusivos de las publicaciones de Time Inc. (noticial de Library Journal).
Como bien señala Meredith, EBSCO sabe que con esto aumentará su clientela, ya que obliga a muchas instituciones a comprar sus productos (si no no tendrán acceso a muchas publicaciones que necesitan). Al mismo tiempo, va a conseguir que sea el proveedor más odiado por el mundo bibliotecario. Pero más allá de cariños, estas acciones hacen que los bibliotecarios tengan menos opciones a la hora de plantear las suscripciones. De manera que el panorama para las bibliotecas cambia y, desde luego, no para bien.
Este ejemplo es sólo un caso particular de los muchos que, con toda seguridad, ocurren diariamente. Servir una documentación científica de calidad a las universidades y centros de investigación realmente es una función secundaria de las empresas denominadas servicios de información. Para ellas, se trata de un negocio más como los seguros, la logística, etc. De ahí que sea tan importante que las universidades y centros de investigación apuesten por el Open Access y por los repositorios institucionales. Para que, al mismo tiempo, la investigación revierta en las propias instituciones que la financian y todo el mundo que lo necesite, pueda acceder a tan valiosa información.
Un caso claro de lucha por los derechos exclusivos lo podemos encontrar en la controversia entre EBSCO y Gale por la compra de los derechos exclusivos de las publicaciones de Time Inc. (noticial de Library Journal).
Nota: enlace al artículo de Meredith Farkas (2 de abril).
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