-Lo virtuoso no es estar inalcanzable a las ofensas y ultrajes; sino soportarlos con fortaleza de espíritu, de modo tal que no se sufra mella alguna. Y se pone como muestra, (siempre otorgado por los dioses) al político romano Catón (S.I a.C.), al mismo que Hércules y Ulises.
-Séneca diferencia entre ofensa y ultraje. La ofensa es menor que el ultraje. Simplemente sería una desconsideración.
-Nada puede afectar al sabio, pues posee la virtud, y esta no puede ser menoscabada en modo alguno. De manera que sobre la virtud, la suerte no puede nada.
-Séneca pone la virtud a la altura de lo perfecto, de lo divino. Por tanto, tanto como el sabio no puede ser perjudicado, tampoco puede ser favorecido.
-El hombre sabio se distingue por sus actos guiados por la reflexión, a pesar de los sucesos dirigidos por el azar que nos rodean.
-La virtud hace que el sabio no vea alterado su espíritu por ninguna cosa. El sabio no conoce la esperanza ni la aprensión.
Séneca compara al sabio con un pugil buen encajador de los golpes.
-La serenidad es el bien exclusivo y más preciado del sabio.
-Para el sabio no hay límite entre el ultraje tolerable e intolerable, por la sencilla razón de que no le afecta.
-¿Qué ofensa hay en oír lo evidente? Se refiere en concreto a los dichos e insultos relacionados con los defectos físicos. Ríete tu mismo de tus defectos y ya nadie se reirá de ellos.
-Sin embargo, es curioso cómo Séneca dirige numerosas ofensas contra Calígula relacionadas con su aspecto físico. Aunque, en este caso, hay que tener en cuenta la enorme inquina y desagrado que sentía hacia este extravagante emperador.
-“La libertad no es sufrir nada…, la libertad es sobreponer el ánimo a los ultrajes y hacerse a sí mismo, tal que sólo de sí mismo provengan los motivos de alegrarse”.
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