viernes, 23 de mayo de 2008

La conquista del pan, de Piotr Kropotkin (III)

-Kropotkin hace hincapié en que la enseñanza de la Historia que se ha impartido en las escuelas ha sido completamente parcial, destacando únicamente a los gobernantes y reyes. Se ha hecho creer que nada puede funcionar sin la existencia del Gobierno, cuando hay múltiples asociaciones que sin mediación de gobierno alguno han logrado hacer grandes cosas. La sociedad funcionario mucho mejor mediante únicamente el común acuerdo libre.

El Estado no es el sujeto que terminará con las desigualdades, porque precisamente favorece los monopolios, al gran capital, en contra de las pequeñas empresas.

El Estado no ha de existir, y las leyes deben sustituirse por proyectos, acuerdos para las asociaciones de común acuerdo libre.

Piotr prevé la caída del Estado, en favor de dichas asociaciones. Para demostrarlo, pone como ejemplos a la Asociación inglesa de Salvamento de náufragos o a la Cruz Roja, entre otros, que no necesitan en absoluto el soporte del Estado. Es más, cree que trabajarían mejor si no existiese.

Por otro lado, Kropotkin yerra en su vaticinio de que el comunismo autoritario, en el caso de que llegase a triunfar, duraría poco. La URSS pervivió más de 70 años.

-La principal objeción que se pone al comunismo anarquista es la escasa productividad, debido a que se elimina el salario.

Sin embargo, el hombre no se mueve sólo por dinero. Hay muchos elementos que hacen poco atractivo el modelo capitalista. Esa es la razón de que haya mucha gente que no quiera trabajar, los “holgazanes”.

Se defiende que el trabajo colectivo es mucho más productivo que el individual -que busca sólo el beneficio personal-. Esta afirmación sólo puede considerarse como una posición ideológica del autor.

En cambio, afina en lo siguiente: la fuerza de trabajo se desaprovecha. Las fábricas podrían ser mucho más eficientes, pero es más fácil tener a disposición una legión de obreros pobres y famélicos, que trabajarán por poco dinero. Además, es corriente producir menos de lo que realmente se puede, con el objeto de que no bajen los precios. Es decir, lo que desde siempre se ha llamado especulación. Por otro lado, muchas veces ocurre que los trabajadores actúan en base a: “mala paga, mal trabajo”.

Kropotkin cree firmemente en esa especie de “autorregulación” de la sociedad. Para evitar la holgazanería no se necesita Estado, ni cárceles. La misma comunidad se encargará de rechazar a los holgazanes.

Realiza un pequeño análisis sociológico sobre los perezosos, y aboga por buscar antes las causas que dar el castigo. Piensa que es posible que la holgazanería provenga de una mala alimentación, o de que esas personas hayan comprendido mal lo que mal se les enseña. Propone una enseñanza tangible, en contacto con la naturaleza (como proponía también Giner de los Ríos).

El pensador ruso concluye que el trabajo repetitivo es otro modo de crear perezosos.


-Al hablar del sistema colectivista, Kropotkin lo entiende como una especie de estado híbrido o intermedio entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista. Es un modelo que, por un lado, niega cualquier representatividad del sistema de gobierno parlamentario pero, por otro lado, no abole la propiedad privada y mantiene el asalaramiento.

Para el autor, aceptar escalas de salarios según los trabajos (distinción entre empleo cualificado y empleo no cualificado o simple) es asumir como revolucionario un elemento genuino de la sociedad capitalista.

La sociedad anarquista quiere desterrar tanto los privilegios de nacimiento como los de educación. En caso contrario, se dividiría la sociedad entre gobernantes y gobernados, del mismo modo que ocurre en las sociedades capitalistas.

Siguiendo el mismo discurso, la división del trabajo está hecha en favor de la clase dominante capitalista. Lo que se consigue es alienar al trabajador y hacer que su oficio sea heredado por sus descendientes, que tendrán el mismo mísero y aburrido futuro de sus padres. Por ello, es necesario promover la diversidad laboral.

-"Medir el trabajo por el resultado nos lleva a lo absurdo". Piotr cree que hay que anteponer las necesidades a las obras. Si se estudiasen las necesidades antes que la producción tendríamos una auténtica ciencia (y no como ocurre con la economía), que se llamaría "Fisiología de la sociedad". Es necesario poner las necesidades por encima de las obras.ç

-La teoría de la especialización por naciones que propugnaban los imperialistas ingleses demostró ser falsa. La explotación, la sujeción de las colonias terminó en cuanto se importó la tecnología a diversos lugares del mundo y el capital fue a donde más le interesaba. El capital no conoce fronteras, estará allí donde haya gente que pueda ser explotada.

Como solución, la diversidad productiva es el camino al progreso, sobre todo hacia un progreso racional.

-Para acabar, Kropotkin dedica un importante espacio a la agricultura. Hace gala de la sabiduría de un agrimensor y reivindica la sabiduría del agricultor, desconocida completamente por el urbanita.

El autor piensa que lo que impide a la agricultura avanzar son las contribuciones que el Estado, el propietario y el usurero le exigen. Si no fuera por esto, el agricultor tendría excedente suficiente para mejorar sus cultivos y poder obtener mucho más fruto en menos hectáreas, con un trabajo sosegado y utilizando maquinaria que realizase las labores más duras (como el despedregamiento).

El futuro de la agricultura se encuentra (el tiempo le ha dado la razón) en el cultivo intensivo, en el cultivo de invernadero.

Kropotkin cree que, una vez llevada a cabo la revolución, el trabajador industrial irá al campo, donde cultivará intensivamente (invernaderos) durante dos o tres meses, y podrá saciar su hambre. Así la revolución triunfará y con ella, la solidaridad de un pueblo audaz y con iniciativa.


Kropotkin realmente hace de la buena voluntad del hombre un credo, sin soslayar las dificultades y la cruda realidad pero, quizá no tiene en cuenta un componente humano se encuentra por encima de las clases sociales: la envidia humana, que es hermana de la discordia y de la venganza.
La planificación, el pensamiento del pensador ruso es excesivamente racional, obviando los sentimientos, que muchas veces se entremezclan con otros elementos.

Nota1: utilizo el género masculino de forma genérica para facilitar la lectura, por lo que los sustantivos en forma masculina hacen referencia a personas de ambos sexos.

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