domingo, 30 de marzo de 2008

El camino hacia una producción libraria más ecológica: luces y sombras

En esta entrada, me quiero hacer eco de un artículo aparecido en la versión en línea de International Herald Tribune. “Pulp fact: new study says book production is getting greener”, información del 10 de marzo, nos habla sobre las luces y sombras de la preocupación medioambiental en la industria del libro, los avances logrados y la dirección a seguir en el futuro para conseguir una producción más ecológica. Os dejo con el artículo. Espero que sea de vuestro interés:

Un nuevo estudio dice que la producción de libros es cada vez más ecológica

El último informe sobre la industria editorial no se dedica a reunir cifras de ventas, ni a rastrear el mercado del género de ficción, ni a lamentarse sobre el futuro de la lectura. Nos habla de una cuestión íntimamente relacionada con los libros –no sobre a lo que dicen, sino sobre los materiales de que están hechos.

Se titula “Tendencias medioambientales e impactos del clima (1)”. Y las noticias que ofrece son buenas: la industria editorial, que utiliza más de un millón y medio de toneladas de papel cada año, está encontrando, a un ritmo constante, maneras para hacer la producción más ecológica.

“Estoy muy gratamente sorprendido”, afirmó Tyson Miller, fundador y director de “The Green Press Initiative”, un plataforma sin ánimo de lucro que ha trabajado extensamente con las editoriales sobre cuestiones medioambientales. “Estimamos que nos encontramos un momento de auge y de progreso realmente medible”.

En el ámbito comercial, las editoriales han descubierto los beneficios de la ecología, con superventas como “Green This” de Deirdre Imus y la guía que acompaña a la película “Una verdad incómoda” con la que Al Gore ha ganado el Premio Nobel. Los temas medioambientales se pueden encontrar en novelas, en cuentos infantiles y en libros de negocios.

Centrándonos en la materia que nos concierne, el lunes 10 de marzo se publicó el estudio sobre el impacto climático, encargado conjuntamente por Green Press y por el Grupo de investigación de la industria del libro (Book Industry Study Group). Se ofrece una visión con luces y sombras de las prácticas industriales


En teoría, hay un enorme apoyo al incremento de la producción ecológica, pero los resultados son desiguales. Por ejemplo, sólo alrededor de la mitad de las editoriales han implantado objetivos específicos para incrementar el uso de papel reciclado. Cerca del 60% tienen una política medioambiental oficial o están en proceso de implementarla.

Rechazando hablar de ninguna compañía concreta, Miller dijo que “el otro 40% no está tratando la cuestión seriamente o no tiene voluntad de gastar ni un centavo más para tomar la dirección correcta”. “Pero se ha alcanzado, sin duda, (el sentir) de la masa crítica y creo que la mayoría de estos editores que no están actuando, se acercarán y unirán a sus compañeros de gremio en este esfuerzo”.

En el estudio han participado 76 editoriales (que representan algo menos de la mitad del mercado), 13 imprentas (un 25%) y seis fábricas de papel (un 17%).


A continuación nos encontramos con dos modos de actuación diferentes, dentro de una realidad muy diversa:

-Por un lado, la editorial Houghton Mifflin Harcourt no se ha planteado políticas ni objetivos respecto a ser más ecológicos. Sin embargo, un portavoz de la empresa dice que “han trabajado activamente para incrementar el uso de papel reciclado en sus productos y, de hecho, ha crecido sustancialmente su utilización en los últimos años”.


-Por otro lado, la editorial Regnery, con sede en Washington D.C. tampoco tiene establecida ningún tipo de meta al respecto, ni tienen pensado hacer nada de momento. El director de producción y distribución es claro, no es una cuestión ideológica, sino económica: el papel reciclado es más caro que el papel corriente. A continuación afirma: “Básicamente, hacemos lo que nuestros competidores y los líderes de la industria hacen”. Y añade que no espera que haya ningún cambio hasta que “Random House, HarperCollins y Simon & Schuster´s comiencen a pedir suficiente tonelaje de papel reciclado”, para hacer que su uso sea más funcional.


En todo caso, de finales de 2001, cuando Tyson Miller comenzó a tratar con las editoriales, al momento actual, la situación ha cambiado mucho. Alrededor de 150 editoriales, junto con 10 imprentas y 4 fábricas de papel, han apoyado un tratado a favor del papel reciclado y de la fibra procedente de los bosques, que ha sido ratificado por el Consejo de Administración Forestal, una organización medioambiental internacional.

Un momento clave fue cuando Random House Inc. afirmó que esta política aumentaría radicalmente el uso de papel reciclado, lo que llevaría a salvar más de 500000 árboles al año.

Prácticamente, todas las principales editoriales han tomado algunas medidas, desde Hyperion cambiando a una tinta basada en soja, a Penguin Group (USA) utilizando energía eólica, pasando por Scholastic Inc. que ha impreso la edición de lujo de “Harry Potter y las Reliquias de la Muerte” completamente con fibra reciclada. Simon & Schuster y el Grupo Hachette USA están entre los que están utilizando lectores de libros libros electrónicos en lugar de los manuscritos de papel (imagino que en el proceso de correciones y pre-edición). El Grupo Editorial Random House está experimentando con el envío en línea de las novedades para la distribución en los medios.

Miller dice que le gustaría ver una considerable reducción de los gases de efecto invernadero mediante la fabricación del 50% de los libros con fibra de papel reciclada, un nivel tres veces mayor que el actual, así como perserverar en los esfuerzos en la disminución del papel y energía empleados. Se pregunta si una posible solución sería la puesta en venta de todos los libros electrónicamente.

Miller lo comenta en el sentido de que han de tomarse medidas a la hora la fabricación de los e-readers: de qué materiales han de estar hechos y qué sucede tras su venta. Ya que la publicación electrónica también tiene impactos medioambientales".

Ante la preocupación por el cambio climático, nos encontramos con nuevas soluciones que pueden ayudar a dar un respiro al planeta. Pero, al parecer, no es nada sencilla la elección de las decisiones más beneficiosas para el medioambiente. En el terreno de la producción editorial, también nos encontramos con la encrucijada que plantea el mundo digital.


Nota1: el enlace a la introducción del informe “Environmental trends and climate impacts”, realizado por The Green Press Initiative.

Nota2: enlace al artículo completo “Pulp fact: New study says book production is getting greener”.

Nota3: la noticia ha sido localizada en LISNews.org

3 comentarios:

  1. Hola, qué tal

    He estado revisando tu blog y me ha gustado. Se leen cosas interesantes y que hasta antes de entrar no tenía idea.

    También soy bibliotecario, así que por eso me interesan los temas que en este blog se tratan

    Pasa por el mío:

    http://campo500.blogspot.com

    También es sobre bibliotecología, claro que un poco más a la ligera.

    Saludos y nos estamos leyendo

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  2. Hola Tito,

    Gracias por tus comentarios, me alegro de que te haya gustado mi blog y de que te sean interesantes los temas que trato.

    He visitado tu blog y creo también es necesario ver la profesión bibliotecaria desde un punto de vista desenfadado, menos "serio". Así que te animo a continuar con tu espacio.

    Como dices, nos seguimos leyendo. Saludos.

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  3. Es una noticia estupenda que el “mundillo” del libro favorezca de manera tan grata a nuestro ya desgastado medio natural, pero este post me provoca cierta inquietud.
    Verá, tengo comprobado por experiencia propia que el papel reciclado acaba por estropearse con mayor facilidad y que las tintas de soja o incluso las ya actuales se van desvaneciendo con el tiempo a diferenta de las eternas tintas chinas. No tengo más que rebuscar entre mis apuntes del instituto para comprobar el mal estado en que se encuentran en comparación con los anotados en papel, llamémosle, dañino para el medio ambiente o comparar algún expediente del siglo pasado con uno más moderno de mi querido archivo histórico (donde trabajo).
    Entonces, esto aplicado a libros…No vea usted el disgusto que me llevaría si al ir a hojear cualquiera de mis viejos, releídos, pero tan amados libros se me deshicieran en las manos!! Menudo disgusto!! ¿no cree?

    Un saludo

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