-Creo que lo realmente valioso del libro son las dudas que plantea. Una de ellas (más bien una certeza) es que los Evangelios, e incluso los textos de Flavio Josefo, fueron amañados para dar un poder omnímodo al Papa. Motivo por el que muchos cristianos se apartaron y se siguen apartando de la jerarquía católica.
En cambio, resulta contradictorio que, al elaborar la figura de Jesús el Galileo, el autor se apoye en las partes de aquellos Evangelios que tanto había denostado anteriormente por su falsedad.
De lo que no hay duda es de que Jesús era judío, y si hablaba del cumplimiento firme de la Ley (mosaica), es imposible que deseara el abandono de la circuncisión o su sustitución por el bautismo.
Sí es un hecho probado el sufrimiento al que era sometido el pueblo judío, ante el que no podía permanecer insensible Jesús el Galileo.
-Se propone la hipótesis de que Juan “el Bautista” decidió convertirse en un mártir (al censurar repetidas veces la conducta moral de Herodes Antipas) para que Jesús (líder civil) y los zelotas siguieran hasta el final la insurrección y no se dejaran seducir por prebendas, como ocurrió anteriormente con los fariseos.
El Bautista busca secretamente lo que se necesitaba para rebasar el límite de la indignación del pueblo. Éste ya tenía su héroe y su motivo para levantarse contra Herodes Antipas. En este momento, Jesús vería la hora de poner en acción su plan.
-Otra incógnita a desvelar sería la figura de Lázaro. Éste sería el propio apóstol Andrés, en base a estudios lingüísticos (Andreas, en latín; Andrós, Alexandros, en griego). Lázaro “moriría” (sería herido) como cabecilla de una manifestación violenta, se le momificó y enterró falsamente, para que no fuera perseguido, y a los cinco días resucitaría.
Juan “el Evangelista” es el único que narra la “resurreción” de Andrés ya que es el único que conoció el suceso. Su evangelio es un mensaje bélico encubierto en clave religiosa.
-El autor afirma que Jesús partiría a Siria durante dos años (30-31 d.C.), tiempo en el que sus apóstoles calentarían el terreno y realizarían acciones bélicas en Galilea, Samaria e Indumea.
Cuando Jesús vuelve a Israel, se reúne en Nazaret para preparar una serie de campañas más contundentes contra el opresor romano.
-Es muy interesante la puntualización que realiza el autor: los apóstoles y Jesús se movían en una clandestinidad encubierta. Su predicación de la ley mosaica les protege en cierto modo, ya que los romanos respetan todas las religiones. Pero lo que realmente defienden es la independencia de Israel.
De todo ello se extrae que “la Última Cena” no sería una reunión para la celebración de la Pascua, sino una reunión para organizar la insurrección. De hecho, las palabras que Jesús dice en la Última Cena y en otros pasajes de los Evangelios alejan mucho la imagen del Cristo histórico del Cristo pacífico de la religión cristiana.
-A las afueras de Jerusalén se encontraba el Monte Gerizim (¿el Monte de los Olivos?), donde desde hacía siglos los samaritanos celebraban la Pascua, por creer que en él ocurrieron los sueños de Jacob.
Por otro lado, al igual que los zelotas y esenios, los samaritanos ansiaban la venida del Mesías. ¿Podría ser Jesús? Si realizaba un milagro, sería la señal de que sí y el pueblo se levantaría contra el opresor romano. Pero, ¿cómo si apenas tenían espadas para enfrentarse a su poderoso ejército?
-A partir de aquí, el autor vuelve hacer uso de lo que llama “imaginación deductiva”, una vez que ya no hay datos históricos a los que agarrarse.
Jesús y los apóstoles, “una vez encontrados los vasos de Moisés”, a los samaritanos ya en términos de revuelta independentista. Sin embargo, debido a Judas Iscariote (¿un topo?, Pilatos sabría de las motivaciones políticas y sofocó brutalmente el intento de insurrección.
-El autor dice que no parece coherente que los judíos (fariseos) armados tomasen Jerusalén cuando Pilatos tenía Judea militarizada prácticamente. Además, los judíos antes de la Pascua no podían transpasar el umbral de su puerta.
Y si Pilatos envió una cohorte para prender a Jesús, como afirman los Evangelios de Marcos y Juan, no sería porque Jesús porque Jesús fuera blasfemo (cuestión religiosa) sino una revuelta política, como la del Monte Garizim.
-Desde luego, Pilatos no es el hombre bueno que pintan los Evangelios. Ni los judíos los culpables de la muerte de Cristo.
-Una cosa eran los ajusticiamientos individuales y otra la masacre que Pilatos había producido en el Monte Garizim. Los judíos pedían justicia para los centuriones. Este sangriento suceso le costó a Pilatos la destitución por Vitelio (gobernador de Siria) y su destierro posterior.
-Sólo los textos canónicos avalan la muerte de Jesús en la cruz. En el resto de escritos no se habla de ella.
-El autor habla de malas relaciones entre Pilatos y Vitelio. Así como de un posible pacto entre Pilatos y Cristo para simbolizar la muerte de éste en la cruz. Aquí aparece la figura de José de Arimatea.
En cambio, resulta contradictorio que, al elaborar la figura de Jesús el Galileo, el autor se apoye en las partes de aquellos Evangelios que tanto había denostado anteriormente por su falsedad.
De lo que no hay duda es de que Jesús era judío, y si hablaba del cumplimiento firme de la Ley (mosaica), es imposible que deseara el abandono de la circuncisión o su sustitución por el bautismo.
Sí es un hecho probado el sufrimiento al que era sometido el pueblo judío, ante el que no podía permanecer insensible Jesús el Galileo.
-Se propone la hipótesis de que Juan “el Bautista” decidió convertirse en un mártir (al censurar repetidas veces la conducta moral de Herodes Antipas) para que Jesús (líder civil) y los zelotas siguieran hasta el final la insurrección y no se dejaran seducir por prebendas, como ocurrió anteriormente con los fariseos.
El Bautista busca secretamente lo que se necesitaba para rebasar el límite de la indignación del pueblo. Éste ya tenía su héroe y su motivo para levantarse contra Herodes Antipas. En este momento, Jesús vería la hora de poner en acción su plan.
-Otra incógnita a desvelar sería la figura de Lázaro. Éste sería el propio apóstol Andrés, en base a estudios lingüísticos (Andreas, en latín; Andrós, Alexandros, en griego). Lázaro “moriría” (sería herido) como cabecilla de una manifestación violenta, se le momificó y enterró falsamente, para que no fuera perseguido, y a los cinco días resucitaría.
Juan “el Evangelista” es el único que narra la “resurreción” de Andrés ya que es el único que conoció el suceso. Su evangelio es un mensaje bélico encubierto en clave religiosa.
-El autor afirma que Jesús partiría a Siria durante dos años (30-31 d.C.), tiempo en el que sus apóstoles calentarían el terreno y realizarían acciones bélicas en Galilea, Samaria e Indumea.
Cuando Jesús vuelve a Israel, se reúne en Nazaret para preparar una serie de campañas más contundentes contra el opresor romano.
-Es muy interesante la puntualización que realiza el autor: los apóstoles y Jesús se movían en una clandestinidad encubierta. Su predicación de la ley mosaica les protege en cierto modo, ya que los romanos respetan todas las religiones. Pero lo que realmente defienden es la independencia de Israel.
De todo ello se extrae que “la Última Cena” no sería una reunión para la celebración de la Pascua, sino una reunión para organizar la insurrección. De hecho, las palabras que Jesús dice en la Última Cena y en otros pasajes de los Evangelios alejan mucho la imagen del Cristo histórico del Cristo pacífico de la religión cristiana.
-A las afueras de Jerusalén se encontraba el Monte Gerizim (¿el Monte de los Olivos?), donde desde hacía siglos los samaritanos celebraban la Pascua, por creer que en él ocurrieron los sueños de Jacob.
Por otro lado, al igual que los zelotas y esenios, los samaritanos ansiaban la venida del Mesías. ¿Podría ser Jesús? Si realizaba un milagro, sería la señal de que sí y el pueblo se levantaría contra el opresor romano. Pero, ¿cómo si apenas tenían espadas para enfrentarse a su poderoso ejército?
-A partir de aquí, el autor vuelve hacer uso de lo que llama “imaginación deductiva”, una vez que ya no hay datos históricos a los que agarrarse.
Jesús y los apóstoles, “una vez encontrados los vasos de Moisés”, a los samaritanos ya en términos de revuelta independentista. Sin embargo, debido a Judas Iscariote (¿un topo?, Pilatos sabría de las motivaciones políticas y sofocó brutalmente el intento de insurrección.
-El autor dice que no parece coherente que los judíos (fariseos) armados tomasen Jerusalén cuando Pilatos tenía Judea militarizada prácticamente. Además, los judíos antes de la Pascua no podían transpasar el umbral de su puerta.
Y si Pilatos envió una cohorte para prender a Jesús, como afirman los Evangelios de Marcos y Juan, no sería porque Jesús porque Jesús fuera blasfemo (cuestión religiosa) sino una revuelta política, como la del Monte Garizim.
-Desde luego, Pilatos no es el hombre bueno que pintan los Evangelios. Ni los judíos los culpables de la muerte de Cristo.
-Una cosa eran los ajusticiamientos individuales y otra la masacre que Pilatos había producido en el Monte Garizim. Los judíos pedían justicia para los centuriones. Este sangriento suceso le costó a Pilatos la destitución por Vitelio (gobernador de Siria) y su destierro posterior.
-Sólo los textos canónicos avalan la muerte de Jesús en la cruz. En el resto de escritos no se habla de ella.
-El autor habla de malas relaciones entre Pilatos y Vitelio. Así como de un posible pacto entre Pilatos y Cristo para simbolizar la muerte de éste en la cruz. Aquí aparece la figura de José de Arimatea.
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