domingo, 17 de agosto de 2008

"Quema" de libros

El expurgo, la falta de espacio en las bibliotecas, los depósitos colectivos, vienen siendo cuestión de actualidad desde hace bastante años ante la progresión geométrica de la producción de libros y la enorme cantidad de fondo histórico que poseen muchas bibliotecas. Y todo ello, a pesar del enorme auge de la edición digital.

En este artículo, traduzco la opinión de un profesor universitario británico sobre la política del gobierno del Reino Unido respecto a la conservación de las publicaciones de investigación. Resulta interesante observar una visión diferente de ver el problema de la conservación libraria y la enorme desconfianza que tiene el autor del artículo hacia las posiciones gubernamentales, sus inquietudes y sus miedos al respecto. Espero que el escrito sea de vuestro interés. Un saludo cordial.

La British Library podría impedir que se deshechen los libros irremplazables

Señor, el Consejo de Financiación de la Educación Universitaria para Inglaterra (Hefce) ha anunciado recientemente que va a poner fondos para la creación de una Reserva de investigación para el Reino Unido, descrita como “permitir a las universidades el espacio que reclaman para el almacenaje diario, y retener fondos para darles nuevas oportunidades, por ejemplo de investigación y aprendizaje”. Éstas son palabras ambiguas para poder deshacerse de libros que están en las estanterías.

“Los investigadores pueden elegir acceder a artículos de publicaciones en formato impreso o electrónico”, dice el comunicado de prensa de Hefce. Pero Hefce está dejando de pagar a las universidades del sistema Athens de acceso a revistas electrónicas desde finales de julio, más allá de restringir el acceso para los investigadores a los recursos para los cuales sus instituciones han dejado de suscribirse, justo cuando las copias en papel han estado disponibles.

Los documentos publicados del debate que conducen a la creación de esta “reserva de investigación” indican qué libros son los próximos en pasar a la lista de destrucción. La idea parece consistir en que uno copia de cada documento sea salvaguardada para el país. ¿Arriesgado? Seguramente, este proyecto debería ser objeto de debate público. Las empresas comerciales no destruyen las existencias irremplazables; adquieren almacenes adicionales. No vale el argumento de que las divisiones de las colecciones históricas puedan ser superfluas o desechables, dando por sentadas las premisas de que la British Library o los archivos nacionales funcionan adecuadamente.

La “quema” de libros en la Biblioteca Bodleiana se convertirá en un titular real cuando la destrucción comience en serio.

G. R. Evans
Profesor emérito de Teología medieval e Historia intelectual de la Universidad de Cambridge.

Nota1: espero que sepáis perdonar algunos problemas en la traducción. Si he cometido algún error, estaré muy agradecido de que me lo hagáis saber.

Nota2: aquí el enlace al texto original, de Timesonline. Lo hallé en Lisnews.org

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