lunes, 5 de marzo de 2012

Redes sociales y Universidad, a medio gas

Las redes sociales hace mucho tiempo que han dejado de ser algo novedoso, integradas plenamente en nuestras vidas o, al menos, en la de buena parte de la población. Así ocurre plenamente en el segmento del alumnado universitario.

Sin embargo, el papel de las redes sociales en la docencia universitaria y en la interacción alumnado-profesorado sigue sin estar definido. Muchos son los estudios que están tratando de dilucidar esta cuestión.
Un ejemplo de ello son los dos que traigo aquí. Sus conclusiones son interesantes y pueden representar el estado actual de la cuestión. Aunque no tienen como objetivo directo a las bibliotecas universitarias, sí pueden ser una referencia a tener en cuenta en su relación con las redes sociales.

El primero es una encuesta anual de 2011 realizada por la plataforma de libros electrónicos ebrary (de ProQuest). El segmento al que está dirigido es el alumnado universitario y engloba todas las redes sociales.
En ella se muestra que una mayoría de los estudiantes universitarios son partidarios del usos de las redes sociales, tanto para contactar con estudiantes con intereses académicos similares como, incluso, para realizar investigaciones o trabajos.

En cambio, sólo un 45% realizaría una pregunta a su facultad a través de las redes sociales, y el porcentaje se reduce a un 35% si se tratara de hacer una consulta a su biblioteca universitaria. Parece ser que los estudiantes no creen que la institución universitaria acabe de encajar totalmente en las herramientas sociales.

Los resultados de este estudio pueden ser complementarios con los de otro artículo que centra su análisis en Facebook. En él se llega a varias conclusiones.

Por un lado, se constata que, a pesar de que las nuevas tecnologías hayan entrado con fuerza en la enseñanza universitaria, la mayoría del profesorado muestra falta de interés en la adopción de las nuevas tecnologías. Esta situación es muy diferente para los estudiantes, y también para los aspirantes a docentes, que utilizan las nuevas tecnologías con toda naturalidad.

Por otro lado, Facebook es, con diferencia, la red social más utilizada por los estudiantes universitarios para todas las acciones que se proponen en la encuesta, desde compartir información académica con compañeros, a crear y organizar un trabajo de investigación.
Sin embargo, se percibe una migración de una minoría importante de sus miembros hacia otras herramientas sociales, como Twitter.

Por último, se afirma que la Universidad, como institución, sí utiliza las herramientas sociales como medio de comunicación e información con los estudiantes. Este hecho quizá podría persuadir a los docentes de la utilidad de estos medios de comunicación.


A través de estos estudios, se puede afirmar que existe una brecha muy importante entre estudiantes y profesores. Mientras que los Campus Virtuales se han convertido en la plataforma académica oficial, medio de comunicación insoslayable entre universitarios y docentes, las redes sociales son otra historia. Los alumnos llegan a mostrar buena  disposición a utilizarlas para investigar y realizar trabajos. En cambio, los profesores apenas muestran interés por las herramientas sociales.


Así mismo, también hay una separación muy importante entre Universidades y profesorado universitario, ya que las primeras usan profusamente las redes sociales.
Sin embargo, el alumnado universitario todavía no las utiliza significativamente para relacionarse con los diferentes servicios universitarios.


En todo caso, el mundo de Internet y de las nuevas tecnologías continúan en constante evolución. Y ello mismo ocurre con las redes sociales. Por ello, éstas deben ser objeto de escrutinio regularmente, porque la situación puede cambiar en cuestión de poco tiempo. Y las bibliotecas universitarias han de estar atentas para saber actuar en consecuencia.


Para más información:

martes, 28 de febrero de 2012

Alan Lomax, memoria del pueblo

Hay vidas que merecen ser contadas, personas que calladamente realizan una labor inconmensurable, que legan un tesoro al conjunto de la humanidad. Ese es el caso de Alan Lomax (1915-2002, Austin, Estados Unidos), músico, escritor y hombre de espíritu renacentista que recorrió el mundo entero grabando las canciones y el folclore del pueblo y, de paso, devolvió la dignidad al mundo rural. 

Su vida debió ser apasionante. Muestra de ello es la curiosa peripecia de haber sido investigado por la CIA. La causa: confraternizar y ser amistoso con la población negra durante sus viajes por el sur de Estados Unidos recogiendo testimonios del folclore local. Y eso que se trataba de un trabajo que hacía para la Biblioteca del Congreso. También fue espiado por el MI6 británico durante sus viajes de trabajo por Europa.

Todo su trabajo se ha visto recompensado gracias a la asociación inspirada en él, la Association for Cultural Equity, que ha recopilado todo su archivo de Grabaciones de audio,Vídeos, Fotografías, y otros interesantes materiales en la página web www.culturalequity.org.  

Especialmente interesantes para nosotros son los registros sonoros y las fotos realizadas en sus viajes por España durante 1952-1953, por casi toda la geografía de nuestro país.

Recordad esta dirección: www.culturalequity.org. En ella, encontraréis un material de extraordinario valor para la antropología y el folclore, imprescindible en el catálogo de cualquier biblioteca. En definitiva, de enorme interés humano, también para el público general.

Además, en el programa del Ojo Crítico de RNE tenéis un audio con una extensa reseña del tema que aquí os comento, concretamente en los últimos 15 minutos : http://www.rtve.es/alacarta/audios/el-ojo-critico/ojo-critico---22-02-12/1330103/                                                                                                                                   








lunes, 27 de febrero de 2012

De vuelta al blog

Siempre me había preguntado que hacía que un blog quedara inerte de un día para otro. La respuesta no era tan complicada y la he comprobado en mis propias carnes. 

La respuesta es muy sencilla: hay momentos en los que la vida no nos deja tiempo, hay asuntos más prioritarios, se pierde el interés o, simplemente, no fluyen las ideas.

En mi caso, quizá ha sido un poco de cada cosa. No dejé ninguna nota sobre mi inactividad en el blog porque pensé que a la semana siguiente volvería a publicar una entrada,..., así una semana tras otra hasta hoy, casi ocho meses después de mi última publicación. Os pido disculpas a tod@s aquell@s que, de una manera u otra, os habéis seguido interesando por mi blog.

Muy pronto llegará mi próxima entrada. Muchas gracias a tod@s. Saludos.

jueves, 19 de mayo de 2011

Trabas legales a la extensión del Open Access

Hasta el presente, no tengo conocimiento de que haya habido regulación alguna sobre la difusión abierta de la investigación científica, sobre todo la financiada con fondos públicos.
El marco legislativo que debería sostener en el futuro la expansión del OA, en mi opinión no va a ayudar todo lo se requeriría. La Ley de Ciencia, la Tecnología y la Innovación, que fue llevada al Congreso el pasado 19 de mayo de 2010, ha sido recientemente aprobada, el 12 de mayo de 2011. Todavía no tengo conocimiento de cuál será el texto definitivo (hasta que sea publicada en el BOE). Pero lo que aparece en el texto provisional referente al acceso abierto, como decía antes, no creo que sea suficiente.
Para no aburrir y no extenderme demasiado, aparte de la mención (en varias ocasiones) del OA en la Exposición de motivos, el artículo 36 "Difusión en acceso abierto" establece:

1. "Los agentes del Sistema Español de Ciencia y Tecnología impulsarán el desarrollo de repositorios, propios o compartidos, de acceso abierto a las publicaciones de su personal de investigación.

2. El personal de investigación cuya actividad investigadora esté financiada íntegramente con fondos de los Presupuestos Generales del Estado hará pública una versión digital de la versión final de los contenidos que le hayan sido aceptados para publicación en publicaciones de investigación seriadas o periódicas, tan pronto como resulte posible, pero no más tarde de doce meses después de la fecha oficial de publicación.

3. La versión electrónica se hará pública en repositorios de acceso abierto reconocidos en el campo de conocimiento en el que se ha desarrollado la investigación, o en repositorios institucionales de acceso abierto.

4. La versión electrónica pública podrá ser empleada por las Administraciones Públicas en sus procesos de evaluación.

5. El Ministerio de Ciencia e Innovación facilitará el acceso centralizado a los repositorios, y su conexión con iniciativas similares nacionales e internacionales.

6. Lo anterior se entiende sin perjuicio de los acuerdos en virtud de los cuales se hayan podido atribuir o transferir a terceros los derechos sobre las publicaciones, y no será de aplicación cuando los derechos sobre los resultados de la actividad de investigación, desarrollo e innovación sean susceptibles de protección."
A pesar de ser un paso adelante, un embargo de 12 meses resulta excesivo, especialmente cuando se trata de estudios sobre materias tan dinámicas y sujetas a la obsolescencia científica como pueden ser las Ciencias de la Salud, Ciencias (Biología, Química, Física, etc.) o las Ingenierías.

Si las cosas quedan así, concretamente en España, el OA seguirá expandiéndose, pero a un ritmo mucho más lento del deseable. Y los costes para las instituciones, incluso, pueden incrementarse, ya que no sólo tendrán que implementar sus repositorios (algo que ya se ha hecho en muchas universidades y centros de investigación) y desarrollarlos, sino que también tendrán que seguir adquiriendo las publicaciones científicas comerciales (que seguirán incluyendo artículos de investigadores propios de las instituciones que hacen los repositorios). La factura a pagar podría llegar a duplicarse (o, al menos, incrementarse con toda seguridad), más aún en un entorno de austeridad y restricciones presupuestarias. Menudo panorama.

Fuente utilizada: Proyecto de Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, de 19 de mayo de 2010.